jueves, 31 de diciembre de 2009

El último escrito del 2009


Quizás todos acostumbran este día en mandar saludos y deseos para todos sus conocidos. Sirve tambien este día para mirar lo avanzado y planificar lo que viene. Sin embargo hoy quiero cerrar este año con un breve relato de mi pequeña hija: Angelina. Dejo de lado mi rol como profesional y asumo el rol de padre este breve relato.
Mi hija de siete años, el día miercoles 30, estuvo jugando con su scooter (en nuestra época hubieran sido patines o skateboard) y como todo pequeño inquieto, sufrió una caída. Mi esposa estaba ocupada con los gemelos, que de por sí, demandan mucho tiempo. Sin embargo mi suegra ese día estaba en casa, no es frecuente su visita pero dió la casualidad que ese día visitaba a la familia. Ella, como señora antigua, no le tomó mayor importancia al golpe, la frotó y le dijo que No doble el brazo. Ese día llegué algo tarde a casa (celebraciones de cierre de año) y mi hija en la madrugada me despertó porque le dolía el brazo, noté que lo tenía doblado y no lo podía mover mucho.
Por la mañana, seguía igual, así que inmediatamente la llevé a la clínica y al ver la preocupación del médico con una posible fractura, opté por llevarla de emergencia al Seguro. Menos mal que no habia mucha gente y nos atendieron rápido. La doctora tambien sospechaba de fractura y mandó sacar unas placas de urgencia. Yo ya me imaginaba lo peor, enyesada, sin poder jugar en el verano, etc, etc. Mi hija es zurda (como yo) y el golpe había sido en el brazo derecho. Por lo menos no la inhabilitaba para ciertas cosas. Un momento dificil a la hora de tomarle las placas ya que la enfermera pedía que estire el brazo y ella no podía hacerlo porque le provocaba dolor.
Saliendo de este momento dificil, preparé a mi hija para los resultados. Le explicaba la posibilidad del yeso o de una venda,dependiendo de la gravedad. Ella a sus 7 años, lo tomó muy bien. Se me entregaron las placas para llevarla a la Doctora, antes de llegar le di una revisada y aparentemente no habia lesión, pero dependía de lo que dijera la doctora. Por fin, la doctora revisa las placas y determina que no hay lesión de hueso, pese a que el codo estaba muy inflamado y tenso. Indicó un vendado con una base para apoyar el brazo y un jarabe desinflamante. Me alegré mucho que el tema no era tan grave. Pese a ello, tenía que mantener este vendado, con ayuda de un apoyo colgado al cuello.
El mensaje de este relato es que a veces los profesionales vemos temas muy delicado de nuestros pacientes u otros pero cuando es con nuestros hijos, nuestros temores salen a flote y debemos mantener mucha tranquilidad para darle afecto a nuestros hijos cuando lo requieren.
Finalmente, este hecho que no pasó a mayores me deja como moraleja que debemos estar al tanto con nuestros hijos y nuestro rol de consejeros (prepararlos para la vida) es sumamente importante. Nuestros hijos nos entienden es sólo tener confinaza y mucha esperanza en ellos.
Que tengan un buen recibimiento del 2010 y traten de buscar momentos con sus hijas e hijos.
Hasta el próximo año

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola amigo, es una buena reflexión, lo más importante son los hijos, de poco sirven tantos post grados o reconocimientos laborales si los hijos van solos por la vida expuestos a peligros no solo físicos sino emocionales, y que si no se interviene a tiempo, las lamentaciones de nada nos sirven.
Feliz 2010!
Saludos
Marleny