sábado, 8 de agosto de 2009

MI AUTOBIOGRAFÍA DEL TRABAJO CON JÓVENES

Mi nombre es Luis Velez y soy psicólogo clínico social de la Universidad Federico Villarreal.
Tengo más de veinte años en el acompañamiento y facilitación de experiencias organizativas, especialmente con jóvenes de todo el país.
Mis inicios en el trabajo con jóvenes están vinculados a mi formación religiosa, desde la parroquia de mi barrio en el Callao a través de la Pastoral Juvenil con la cual hasta la fecha tengo muy estrecha relación como acompañante.
Como muchos adolescentes, luego de prepararme para la confirmación, me incorporé al grupo juvenil para aportar en la formación de otros jóvenes en este proceso de educación en la fe, quizás aquí es donde nace mi interés por el trabajo con jóvenes y por ello la Psicología era una buena carrera que me permitiría hacerlo desde el campo profesional.
Un hecho anecdótico de trabajo con jóvenes en alto riesgo se dio a partir de mi afición por mi deporte favorito: el beisbol. Reuní a un grupo de adolescentes del barrio, con conflictos de agresividad verbal y física y los preparé en este deporte, que dicho sea de paso, es una muy buena estrategia para el control de la agresividad por una serie de bondades que permite este deporte. Luego de tres meses de entrenamiento, los inscribí en un campeonato distrital de beisbol para adolescentes. Estos chicos con serios conflictos con las reglas, iban a enfrentarse a otros adolescentes, muy disciplinados y de otros sectores sociales que además se comunicaban en otro idioma (inglés, japonés). Mi equipo tenía que destacar así que les enseñé algunas palabras típicas del deporte, pero en griego para que los otros jugadores no sepan cuales eran las instrucciones. Se imaginan a adolescentes del Callao comunicándose en griego??? El campeonato no fue fácil, al inicio me expulsaban a mis jugadores por agresiones al otro equipo, lisuras y falta de respeto a los árbitros, sin embargo... quedamos en tercer lugar de 12 equipos de la Liga… fue un gran logro desfilar en el barrio con sus uniformes. Hasta ahora me encuentro con aquellos adolescentes de entonces (hoy jóvenes o adultos). Algunos trabajando de cobradores en las combis, paseando por el barrio y otros en las pandillas del Callao… sin embargo me identifican y recuerdan esos momentos y me saludan: “Hola profe…”, “Habla beisbol…” “como le va zurdo…”
Posteriormente, en mi trabajo con niños de la calle, volví a aplicar la técnica del deporte como manejo de la ira y el trabajo en equipo, lamentablemente no pudieron participar de ningún campeonato. Trabajar con niños y adolescentes de la calle fue una experiencia única y en ocasiones frustrante. Invertir tiempo y dedicación en un niño para reorganizar sus aspectos sociales y educativos para que luego de 7 u 8 meses saber que ha fugado y regresado en calle al consumo de terokal. Ir a buscarlo, encontrarlo y convencerlo para que regrese e iniciar nuevamente todo es un gran reto. En el tiempo que estuve en esta Comunidad Abierta Autogestionaria de Niños de la Calle (cerca de 3 años) nunca sufrí de un robo de mis pertenencias y una única vez fui atacado por un adolescente (siendo protegido por el resto de los menores). El principio de todo trabajo era el afecto, ganarse la confianza pero sobretodo confiar en estos adolescentes (labor que muy pocas personas pueden hacerlo). Acá aprendí la vivencia del verdadero acompañamiento de 24 horas… el mundo nocturno de los “niños de la calle”. Aquellos que en el día no atemorizan con sus palabras y apariencia violenta pero que en la noche la contarles historias de la sierra, se acurruca al lado tuyo y busca el contacto contigo para sentirse protegido. Aquel adolescente que antes de dormir te busca para despedirse y desearle “buenas noches”. Asumí el papel del padrinazgo “hijos adoptivos en la fe. Fui padrino de 6 niños, lo cual me generaba un mayor compromiso con ellos y celos de los otros.
Ya luego en épocas universitarias trabajaba en la Oficina de Organismos Juveniles del entonces COOPOP y era parte de un proyecto denominado “Proyecto Integral Microzonal de Atención Juvenil – PIMAJ”. Mi zona era el Agustino y el objetivo era capacitar a jóvenes del distrito en temas de prevención de drogas y sexualidad para que puedan orientar a la comunidad. Pronto asumí la Coordinación Metropolitana de Prevención de Drogas. Me hice muy conocido en el distrito, al punto de ir con los jóvenes de mi grupo a “visitar” la vida nocturna de este peligroso distrito (reportaba el índice más alto de violencia y agresividad en Lima). Los problemas se presentaron en la Campaña de Elecciones Municipales donde el entonces Alcalde del distrito del Agustino quería que los jóvenes del Proyecto lo “apoyaran” pintando los cerros para su Campaña. Obviamente me opuse a que mi personal sea manipulado para fines proselitistas, a pesar de que el Alcalde era del partido del gobierno de turno. Gracias a mi capacidad profesional y el buen trabajo que realizaba mi equipo, mi Jefe me apoyó y sustentó ante sus superiores que los jóvenes de mi zona eran técnicos dedicados a la capacitación y no a fines políticos.
En aquel entonces había una gran movida juvenil que buscaba articular sus procesos para convertirse en un Consejo de la Juventud y poder ser reconocidos por la Asamblea Mundial de la Juventud. Este proceso implicaba la articulación no sólo de las organizaciones juveniles y las instancias que trabajaban con jóvenes sino además de las juventudes de los partidos políticos y de las Universidades.
Para muchos de los teóricos del tema de Juventud, esto es parte de la historia pero en mi caso en particular, yo estuve dentro de esta historia pero ahora puede ser considerado un primer hito en el movimiento juvenil.
En aquel entonces la Liga Peruana de la Juventud, liderada por la ONG INPPARES, articulaba el accionar juvenil con el apoyo de diversas organizaciones juveniles y el estado del entonces Ministerio de Educación a través de la Dirección de Juventudes. Yo participaba con una asociación Universitaria y era voluntario en esta Dirección de Juventudes que quedaba en el piso 12 de antiguo Ministerio de Educación en el Parque Universitario. Me llamó mucho la atención cuando conocí al Jefe de esta Dirección, el señor Fernando Santa Cruz Gamarra, hermano del famoso Nicomedes Santa Cruz, el decimista de la también celebre: “Que viva mi mamá, que viva mi papá…! Ese personaje tenía por lo menos más de 70 años de edad y pocas veces lo vi discutir del tema. Era el equipo técnico que demostraba gran interés en el tema pero muy poco respaldo político por lo que lo mucho que se planteaba, poco se realizaba (tarjeta joven, Directorio de Juventud, Consejos distritales de Juventud).
Era la sociedad civil la que le daba el impulso al movimiento juvenil y el día que se convocó a la Primera convención Nacional de Juventudes en Huampaní la entonces Liga Peruana de la Juventud, se transformó en la Plataforma de Organizaciones Juveniles y se esperaba conformar el Primer Consejo Nacional de la Juventud Peruana. Para ello se invitó a la representante de la Asamblea Mundial de la Juventud (WAY) para oficializar el inicio del Consejo. Estaban las principales organizaciones juveniles y movimientos así como las ONGs que trabajaban con jóvenes y al término del mismo se firmó el Acta de Huampaní reconociendo al Consejo Nacional de la Juventud Peruana adscrita a la WAY. Luego de esto vino un sisma y el Consejo de dividió formándose otro Consejo de la Juventud del Perú, pero de esto me encargaré en otro documento.
Esta es una síntesis bastante apretada de la historia de los Consejos en el Perú pero requiere de un mayor análisis del mismo.
Posteriormente, estuve en CEDRO y mi relación estaba dada con las diversas iglesias y sus mundos juveniles, basada en metodologías sumamente ágiles y participativas, marcando un estilo nuevo de trabajo preventivo. Producto de esta experiencia elaboro mi primer “Módulo para líderes Juveniles de Iglesias”, con otros profesionales de la institución en el año 91. La característica principal era en base a la recreación como método educativo teniendo como premisa “La letra con risa entra” en oposición al conocido refrán “La letra con sangre entra”.
Gracias a un amigo, quien me pone en contacto con un programa de formación de líderes en recreación de un conocido Club de Lima estuve cuatro años en la formación del “Cuerpo de Líderes”, voluntarios que brinda su tiempo libre para conducir campamentos a otros jóvenes, a niños y a familias completas, recuerden que donde hay un niño o un joven hay una familia. Este programa era bastante completo porque además de los temas propios de campamento (canciones, juegos al aire libre, fogatas y deporte) se transferían diversas técnicas para su trabajo con otros jóvenes (dinámica de grupos, valores, liderazgo).
A diferencia de otros grupos de recreación, el cuerpo de líderes tenía la particularidad que la recreación estaba dirigida a la educación recíproca (co-educación) entre el joven “monitor” y el adolescente “acampante”. Es allí donde me especializo en la recreación como una forma de reflexión y aprendizaje colectivo desde la perspectiva de los jóvenes.
Durante todos estos años he logrado acompañar a jóvenes, grupos juveniles, redes y movimientos juveniles a nivel nacional, apostando siempre por el servicio y la metodología que cada uno aportaba en los diversos momentos de su vida.
A partir de esta experiencia es que escribo un pequeño artículo sobre “La importancia del Acompañamiento”, el cual se basa en algunos principios como: sinceridad, confianza, respeto y tolerancia, sin olvidar la humildad como eje transversal.
He tenido un trabajo muy cercano con jóvenes en conflictos con la ley, por lo que he desarrollado diversos módulos: “Prevención de Drogas, Prevención de la Violencia Juvenil, Dinámica de Grupos, Liderazgo, Animación Socio Cultural”, entre otros.


CONTINUARÁ….

• Mis inicios en el PROMUDEH
• La Oficina de Juventud y los primeros Lineamientos de Políticas de Juventud
• El cierre de la Oficina de Juventud
• El CONAJU y los jóvenes del Consejo de Participación de la Juventud
• Los nuevos Lineamientos de Políticas de Juventudes del CONAJU
• Propuesta joven para la Agenda Gubernamental
• La fusión del CONAJU al MINEDU
• La Plataforma Nacional de Juventudes
• Las juventudes en la actualidad

1 comentario:

Oswaldo Arce dijo...

Hola Lucho soy Oswaldo Arce, estoy radicando en Moquegua.

que gusto saber de ti, envíame tu direccion de correo a oswaldoarce@hotmail.com
Un abrazo