Por lo general en mis artículos libres, los temas están dedicados a anécdotas de tipo laboral, personal e incluso en ocasiones a temas de mis hijos e hijas. El tipo de redacción es fluida, con un 90% de inspiración y un 10% de transpiración. Estos temas están registrados en mi blog así como en mi facebook.
Sin embargo, en esta ocasión, quiero dedicar este artículo a mi vida como pareja y obviamente a quien es mi pareja durante 27 años de mi vida... casi la mitad de lo vivido. Esto quiere decir que es una persona importante, no sólo por compartir 5 hijos e manera conjunta sino por haber estado en muchos momentos importantes en mi vida.
Efectivamente, conocí a mi esposa de muy joven y cuando ella cumplía 15 años, ya era su enamorado y pareja de fiesta. La conocí en mi barrio del Callao y pasamos la época escolar muy cercanos.
Era una niña linda, que me enamoré perdidamente, al punto de alejarme de los amigos y la vida “movida” de la juventud.
Nuestra primera hija, llegó cuando éramos aún muy jóvenes: ella 18 y yo 20. Luego de 2 años llegó la segunda. Quizás hayan sido hijas no programadas pero si deseadas y con mucho cariño de hogar.
Un 23 de abril del año 1992, nos casamos por civil y formalizamos esta relación con nuestra familia y nuestras hijas. No podemos negar que los hijos nos cambiaron nuestro rumbo de vida y tuvimos que replantear muchas cosas pensadas para nosotros, ya no como personas individuales sino como pareja.
La vida de pareja es muy compleja, tiene sus ventajas y desventajas y debemos asumir todo el paquete completo. Luego de 13 años, llegó nuestra tercera hija, lo cual respetaba un “guión” familiar de tener 3 hijos del sexo opuesto (Hijos varones con hijas mujeres e hijas mujeres con hijos varones. 3 años después llegaron los gemelos Velez a nuestra familia y esto generó otro gran cambio en la familia. La crianza de varones y dobles eran un trabajo nuevo y exigente.
Como pareja hemos tenido momentos muy difíciles, graves incluso, pero por suerte hemos podido superar las olas y podemos decir que hemos llegado a 18 años de casado y hemos crecido como familia, no sólo en número sino en desarrollo colectivo y en aprendizaje grupal.
Por ello, con este pequeño escrito, quiero agradecer a mi esposa por la paciencia, tolerancia y comprensión que ha tenido conmigo y el que podamos superar las dificultades de manera satisfactoria.
Para terminar, quiero citar una frase de un amigo que hace poco me la acaba de compartir:
“Uno no deja de enamorarse cuando se hace viejo, sino todo lo contrario, se hace viejo cuando deja de enamorarse”
Apostemos por una relación, hasta el fin de nuestros días, o hasta que ocurra algo que no se pueda remediar, pese a todos los esfuerzos que se hagan como pareja.
Nunca olvidarse de vivir en pareja y solo dedicarse a vivir como padres de hijos comunes.
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